martes, 11 de octubre de 2011

York y la historia de la astronomía (I). El observatorio de York de 1832

 
Vista del centro de York hacia la Catedral


El pasado 8 de octubre tuve al oportunidad de visitar la monumental ciudad de York, en la estancia que mantengo en Inglaterra desde este mes. Me atraía el abundante patrimonio arquitectónico y cultural de este enclave, que fue creado por los romanos  y ha sido un centro de poder político durante la Edad Media y la Edad Moderna, así como de comercio y, posteriormente, de industria. Su Catedral (York's Minster), su castillo, o su museo del ferrocarril son atractivos que justifican la visita a una de las pocas urbes que mejor conservan edificios anteriores a la Edad Contemporánea.

Pero lo que no esperaba es encontrar signos de una actividad astronómica de cierta importancia desde finales del siglo XVIII hasta el comienzo del XX. Mi primera sorpresa fue hallar, en la zona próxima al Yorkshire Museum, el observatorio de York, el más antiguo existente en la ciudad (suponiendo que haya alguno más moderno, probablemente vinculado a la universidad, sin contar con algún observatorio montado por astrónomos amateur).


El York Observatory no tiene un origen académico, sino que es fruto de los esfuerzos de Thomas Cook, fabricante de instrumentos de precisión de York y entusiasta de la astronomía, miembro de la Philosophical Society, quien levantó el observatorio en 1832 animado por la British Association for the Advancement of Science (cuyo vicepresidente prometió dotar de instrumental si se llegaba a construir el edificio).

Recinto del observatorio, con una planta baja y una pequeña rotonda. Se puede encontrar en los llamados Jardines de los museos (Museums Gardens), muy próximo al Museo de Yorkshire.
Su finalidad primordial, como la de todo observatorio en esa época, era la de proveer de la hora exacta a la ciudad, dotado de un reloj mecánico de cierta precisión y un telescopio para observar tránsitos por el meridiano del Sol y las estrellas y poder corregir cualquier desviación. Esa era la razón por la cual se emplazaban en los centros de las ciudades de cierta importancia, sin que ello afectase a la capacidad de realizar observaciones de calidad dada la reducida iluminación nocturna de las urbes de aquel tiempo.

El telescopio refractor de 4 pulgadas de Thomas Cooke
El telescopio original (un anteojo meridiano) donado por el Doctor Pearson desapareció, pero Cook construyó en 1850 un refractor ecuatorial de 4 pulgadas (100 mm) de abertura sobre montura ecuatorial alemana. Hoy en día está montado en su columna, en la planta superior, una rotonda octogonal culminada por una cubierta cónica móvil que hace la función de cúpula.
Tal como cuenta la documentación, el observatorio quedó obsoleto e inoperativo en el siglo XX, y pasó por muchas vicisitudes; en los años 50 fue retirado el telescopio de Cooke (y permaneció extraviado). Quedó en estado de abandono hasta el punto de que estuvo al borde de la demolición en los 70, pero gracias a una campaña destinada a su recuperación, el observatorio quedó totalmente restaurado en 1981, y hasta hoy está abierto los sábados por la mañana para que cualquier persona lo pueda visitar gratuitamente.

Junto a la montura en desuso de un telescopio expuesta en la planta baja. Probablemente está traída de otro observatorio con fines de exposición.
A pesar de la señalización, me costó un poco encontrar el observatorio entre la frondosa vegetación de los jardines, esperando que el edificio fuese más grande. En su interior, fui amablemente atendido por un voluntario que me mostró a mi, y al resto de visitantes el telescopio de la rotonda, a la que se accedía por unas estrechas escaleras.

En la rotonda está alojado el telescopio refractor de 4 pulgadas de Thomas Cook, sobre montura ecuatorial

Allí pudimos contemplar el telescopio refractor de Thomas Cooke. Se apreciaba una gran calidad y precisión en la construcción y el mecanizado de los elementos. La corona del eje de declinación estaba hecha con el paso de rosca más fino que he visto nunca. Y por primera vez he podido ver un sistema de seguimiento de relojería , que es el que se empleaba para dotar de seguimiento automático a los telescopios antes de que hubiese motores eléctricos disponibles para tal fin.

Sistema de seguimiento ecuatorial del telescopio de Thomas Cooke accionado por medio de un mecanismo de relojería
Presumo que esta montura alemana de Cooke debe tener una gran calidad de seguimiento, que tal vez envidiarían monturas actuales; sin embargo tengamos en cuenta que una tecnología de una calidad como esta estaba al alcance de muy pocos en el siglo XIX y parte del XX.



4 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho tu entrada. He aprendido cosillas interesantes que desconocía. Gracias.

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  2. Muy interesante tu astro-tour-turístico. A ver si tienes suerte durante tu estancia y nos enseñas alguna fotito de una aurora!!
    Fran

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  3. Me alegro de que os haya interesado. Un saludo

    Ya veremos que pasa con las auroras, primero tiene que haber un petardazo en el Sol :-D

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  4. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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